jueves, 12 de julio de 2012

UNOS POR OTROS

Ha querido el azar –que no es azar, que se despertaran y coincidieran en un solo instante dos recuerdos, o mejor, dos impresiones que ivernaban en algún varadero de la conciencia; dos percepciones procedentes de distintos sentidos que, en fecunda simbiosis, han obrado el repetido milagro del minuto de belleza.

Comenzaba a sonar en el reproductor del coche una canción y sentía uno que se le quitaba de encima un pesado feje de años. Fluían sin obstáculo las voces por su mar en calma, nosotros de su mano, cuando acudió, aromoso y certero contrapunto, la dolida fragancia de los tilos, tan a casi verano, inaugural. Y éramos escenario, y no simples testigos, de aquella emulsión gozosa de los sentidos, y así vibraba el cuerpo ese minuto, y todo era sereno y era justo, quiero decir acorde, equilibrado, pues se hallaba en sazón el alma para nuevos portentos y limpia nuestra lente, que tantas veces no está la turbiedad en las cosas, sino en el ojo.

Fue sólo esto (mucho): una música que embellecía un paisaje que embellecía la música.

                                      
                                        
Everything but the girl: "The only living boy in NY"

2 comentarios:

  1. Una preciosidad, sí señor, esta versión del tema de S&G. Y siempre se agradece encontrar poemas o prosa poética sobre coches, sorprendentemente poco frecuentes si tenemos en cuenta de que son el fundamento de la vida contemporánea. Como dice Jean Baudrillard, hoy "el vehículo se convierte en una burbuja, el salpicadero en una consola, y el paisaje de alrededor se extiende como una pantalla televisada". Y a esa película le ponemos nosotros la banda sonora.

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  2. El coche es un espacio de intimidad donde al placer del movimiento se une el regalo constante para la vista del paisaje, que aunque fuera siempre el mismo sería infinito, y la posibilidad de escuchar la mejor música. Poco más se puede pedir, creo yo. Un saludo.

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