domingo, 4 de noviembre de 2012

MANERAS DE CREER

           Si alguna vez os regalan un cuerno de ciervo, o de corzo, o de rebeco, no torzáis el morro. Pensad en el valor que pueda tener para quien os lo regaló. En su fe, acaso sea para él ese hallazgo como para un cristiano viejo el de un trozo de la cruz o la túnica de Cristo.

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