domingo, 30 de marzo de 2014

EN PEQUEÑO DE LO GRANDE

Sólo un poeta que lo sea (Lozano, Pujol) sabe que conviene hablar en pequeño de lo grande, darle nuestra medida humana. También María Victoria Atencia, como en Trances de Nuestra Señora, de la que comenta: “No es propiamente un libro de poesía religiosa. O no sólo eso. Está allí la Virgen, siempre tan venerada por mí, tan presente en mí. Pero también estoy yo, con mis perplejidades y mis sorpresas; yo como novia, como esposa, como embarazada, como madre. En los Trances estoy yo, trascendida pero siempre con suficientes testimonios de mi personal identidad.”

LOS ANIMALES

              Sabían, no sé cómo, mi secreto y miraban
              mi detenido andar, mis manos sobre el vientre,
              con sus ojos que hacía tan negros la ternura.
              En blando acecho estaban y acallaban sus voces
              en la jaula y el patio, el huerto o el corral,
              y éramos como un reino de idéntica esperanza
              en una luz no usada aún entre nosotros.

                                                               (De Trances de Nuestra Señora, de Mª Victoria Atencia)

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